Reseña:
Alguien voló sobre el nido del cuco
de Ken Kesey

miércoles, 18 de enero de 2017

Alguien voló sobre el nido del cuco
Editorial:Anagrama
Páginas:288
Precio:14,95
ISBN:978-8433972606
El protagonista, Randle McMurphy, que se finge loco para escapar a los rigores de la cárcel, es destinado a la sala del hospital psiquiátrico que dirige Ratched, la sádica Gran Enfermera. McMurphy, vital, generoso, amoral y rebelde, librará una guerra contra la Gran Enfermera. Las batallas serán divertidas y cruentas; algunos internos perderán en ellas la vida, y otros descubrirán los encantos del sexo, la bebida, la libertad y la rebelión permanentes.

No hace mucho tiempo, mis horas de estudio procrastinación en la biblioteca estaban más muertas que las lilas en invierno. Y como ya sabéis, tengo cierto problema afán por los libros escritos en la década de los sesenta. Encontré esta joya en la aburrida sección de grandes éxitos de la literatura, y me atreví a darle una oportunidad. Por ello, hoy os traigo esta novela de Ken Kesey, escrita en 1962. (Estoy segura de que os suena la película.)

«one flew east, one flew west, one flew over the cucko’s nest.»
«…uno voló al este, el otro hacia el oeste, sobre un nido de cucos voló éste.»

Es la rima que aparece al principio de este libro, y es la misma que menciona la abuela del propio escritor. En la cual se basa para darle título a esta novela clásica.

Encontramos un narrador, que nos cuenta los hechos desde su punto de vista. Podríamos decir que estamos hablando de una primera persona que narra como una tercera, puesto que no suele hablar de sí mismo. Los hechos suceden en un manicomio, (a veces, «el nido del cuco», puede referirse a un internado psiquiátrico) y Bromden, apodado así porque suele barrer el suelo y esconderse en el armario de las escobas, lleva mucho, mucho tiempo internado ahí.

Bromden es la voz principal y un protagonista que, a pesar de ser enorme (a veces también es llamado: Gran jefe), tiene una personalidad sumisa. Tanto, que finge ser sordomudo para no tener problemas. A través de sus pensamientos, nos cuenta cómo funciona el piso psiquiátrico del hospital. Y por lo que cuenta, da mucho miedo. Todo, cualquier rasgo de personalidad debe ser eliminado. Cada paciente tiene la misma rutina, minuto a minuto, no hay momento que esté sin organizar. Nunca hay cambios en el orden propuesto, y cualquier rebelión por parte de los enfermos es castigada. Ya sea con descargas eléctricas o lobectomía.

La medicación es sagrada y el único espacio de tiempo donde realmente pueden hablar de sus problemas mentales son las charlas de grupo. En ellas, más que desahogarse y buscar soluciones con el apoyo de sus compañeros, los pacientes son ninguneados por la Gran Enfermera, la señorita Ratched (por su apellido, podemos adivinar que muy buena persona, quizás no vaya a ser.) Ella es quien manda en el psiquiátrico; ella y sus tres ayudantes negros. Éstos últimos, a cada cual más distinto que el anterior, pero los tres igual de diabólicos y perversos con los pacientes.

Podríamos hablar también de cierta discriminación racial, ya que siempre se les menciona como «los tres negros», pero he de añadir que el personaje principal es un indio americano cuyo padre sufrió discriminación, cosa que le llevó a beber grandes cantidades de alcohol, cosa que le llevó a… Os lo podéis imaginar. Y que, ciertamente, el libro se escribió hace sesenta años y son los únicos personajes afroamericanos de la novela. De todas formas, incido en ellos porque fue algo que me molestó bastante al leerlo. Aunque admito que los tres personajes son un tanto desalmados.

Por no hablar de la señorita Ratched, una mujer fría y calculadora, alguien que no muestra emociones, ni tampoco parece preocuparse mucho por la salud mental de los enfermos. Para la Gran Enfermera todo resulta un juego con el que disfruta día a día poniendo reglas. Sus gestos, su comportamiento y su voz son grandes armas para esta maniática antagonista.

Tal y como explica Bromden, dentro del ala psiquiátrica, podemos dividir a los pacientes en varios tipos: vegetales, crónicos y agudos. (También encontramos a un subtipo: los rodantes, que van en silla de ruedas). Sin profundizar demasiado, podemos asumir que los personajes crónicos son aquellos agudos que van a peor día a día; días que pasan en ese psiquiátrico. Los agudos son aquellos que temen llegar a ser enfermos crónicos. Y los vegetales por su lado, no son capaces de moverse. Tanto los crónicos como los agudos están siempre separados. Aunque comparten el mismo espacio, no socializan entre ellos por culpa de las normas de la señorita Ratched. Cosa que no quita que cada personaje destaque por sus cualidades especiales. Como Billy Bibbit, el joven tartamudo, el curioso apostador de Harding, o el Coronel Matterson, una vieja gloria de guerra que aprovecha su tiempo levantando faldas. El propio Bromden es un crónico, tristemente, él define este término como: «la chatarra quemada que ya no sirve.» ya que muchos crónicos han recibido electroshocks.)

Al duro tratamiento al que todos son sometidos lo llaman AT, hace que tengan pérdidas de memoria por ello. El sufrimiento perdura hasta que cierto personaje entra en escena muy pronto. Nada más y nada menos que Randle P. Mcmurphy, un tipo pelirrojo sin escrúpulos, acusado de varios abusos y confrontaciones. Él da la vuelta a la tortilla al llegar al hospital, puesto que finge estar enfermo para librarse del correccional y los trabajos forzados de su larga condena. No es que Mcmurphy sea un santo, que está lejos de serlo, pero es quizá el personaje más complicado de la trama. Se enfrenta a la Gran Enfermera, se convierte en su némesis. Trata de reeducar a los pacientes, devolviéndoles parte de su libertad y decisiones propias. Con el tiempo, se convierte en el mejor amigo del Gran jefe. Incluso cuando entra por la puerta del psiquiátrico consigue librarse de un tacto rectal por parte de los ayudantes. Propone actividades sin permiso alguno, grita, roba, fuma, bebe, y en un breve resumen: crea el caos. Uno necesario.

Kesey nos muestra como casi cuatrocientas páginas de libro dan para mucho, pues hay bastante interacción por parte de los personajes y una gran suma de diálogos, que consigue que la lectura sea más amena de lo que parece. Cada personaje tiene su pasado y sus miedos. Y hallamos explicaciones bastante exactas de cómo funcionaba el pobre sistema de psiquiatría por entonces. Además, en las narraciones de Bromden se encuentran ciertos aspectos oníricos, propios de la ciencia ficción.

La estructura es inquietante, la narración te atrapa desde la primera página y, aunque algunas partes pueden ser un tanto más pesadas que otras, la tensión siempre te mantiene en vilo. Sin duda, es una de las novelas con mayor suspense psicológico que he leído.

Como datos extras, la trama fue el producto de las experiencias que tuvo Ken Kesey, cuando trabajaba como enfermero en el turno de noche de un hospital psiquiátrico de California. Allí pudo interactuar con los pacientes y presenciar las operaciones de la institución. También ingirió psicotrópicos, como el LSD (formó parte de la Operación MK Ultra/Programa de control mental de la CIA). Además, Alguien voló sobre el nido del cuco tuvo gran fama como película, así como obra de teatro.

Y ya para culminar esta reseña, a pesar del horrible trato que reciben en este lugar tan perturbador, la mayoría de enfermos se encuentran ahí metidos por propia voluntad. Es indudable cómo cada personaje ha sido despojado de su autonomía y su decisión. Ellos mismos se definen como los débiles, robots que viven dentro de una máquina controlada por la Gran Enfermera, incluso, como los conejos de Walt Disney.

Todos se creen incapaces de poder vivir «en el mundo real».

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4 comentarios

  1. Un grande Jack Nicholson en la película, echaba de menos reseñas sobre libros de culto americanos sin tantas flores. Muy buena.

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    1. A mí la película me enamoró por las grandes actuaciones, (sobre todo de la Gran enfermera, que dicen que al estar tan seria durante el rodaje, para que dejarán de meterse con ella por ese gesto, se paseó desnuda por los escenarios xD) pero el libro le da mil vueltas, bueno, más bien te da mil vueltas a ti. Pero es duro, no es para todo el mundo la verdad xD Gracias por comentar

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  2. Hola guapa!!
    Gracias a tu reseña quiero leerme el libro ahora. He visto la película (en la carrera nos la pusieron para observar la evolución de la psiquiatría) y me horrorizó el trato a los pacientes.
    Me lo apunto para leerlo.
    Un besazo

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    1. ¡Gracias Nita! Me alegro que te gusté ^^ La verdad es que tal y como lo describen son todo unos monstruos xD Desde el punto de vista exagerada de Bromden y bueno, los años 60 que todavía la medicina le quedaba muuuucho por evolucionar en cuanto a ese ámbito, uf... Ojalá te guste, te sobrepasa la tensión narrativa.
      ¡Besazo enorme!

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