Estaréis de acuerdo conmigo en que shippear personajes ficticios es uno de los grandes placeres de leer o ver series y películas. Este blog tiene entre sus filas a dos shippeadoras en potencia, así que no queríamos dejar pasar el día de San Valentín sin hablaros de nuestras OTPs favoritas de todos los tiempos.

Avisamos de que cada pareja puede contener spoilers del libro/serie al que pertenece, así que si no queréis arruinaros la vida, manteneos alejados de los personajes que no conozcáis. Dicho esto, comencemos.

• Taystee y Poussey (Orange is the new black). Solo de pensar en ellas me pongo a fangirlear. Ambas tienen pasados difíciles y a pesar de ello son las más alegres y divertidas de la prisión. Han encontrado la una en la otra el apoyo que necesitaban para soportar el duro día a día encerradas. Lo saben todo la una de la otra y se aceptan con sus cosas positivas y sus fallos. Se apoyan, se quieren y se protegen por encima de todas las cosas, incluso después de que Poussey (mi angelito adorable) exprese abiertamente sus sentimientos hacia Taystee y esta no la corresponda.

  Su amistad –y en el fondo de mi corazón, su romance- es lo más bonito que hay en la serie. Sé que algún día Taystee comprenderá que están hechas la una para la otra, pero de momento me conformo con que se sigan queriendo, sea de la forma que sea.

  
  

• Phoebe Halliwell y Cole Turner –o Balthasar– (Embrujadas). Es la pareja más tóxica de la televisión (o una de las que más). Ella es bruja y caza demonios, él es uno de ellos… La obsesión que tienen mutuamente el uno por el otro es insana y, en algunos momentos, hasta puede dar un poco de miedito, pero no puedo dejar de shippearlos. Y eso que existen Piper y Leo, y tienen una relación algo más sana (pero solo un poco, a veces me da por pensar en cómo se desarrollaban algunas de las relaciones que veía en las series y me asusto, lo juro).

  
  

  Sin embargo, mi corazón shipper aún llora cuando recuerda que no terminaron juntos… Luego se me pasa cuando recuerdo algunas de las cosas que se hicieron el uno al otro (pero les shippeo, aunque no debería).

• David y Megan. Iba a aclarar que son personajes (él narrador, de hecho) de Steelheart de Brandon Sanderson, pero si no lo sabías no sé qué estás haciendo con tu vida: corre a la librería (o biblioteca, que algunos estamos un poco pobres) y cógetelo YA. Es necesario que lo leas. Qué digo, ES VITAL.

  
  

  Megan es todo lo que un personaje femenino debería de ser: resuelta, independiente, tiene opinión propia y no le importa decirla (aunque sea para llamarte estúpido). Además de utilizar las pistolas con un estilazo que pa’qué (o, al menos, en mi cabeza lo tiene, ¿vale?).

  Y David es la cuquicidad en persona, en serio, y sus metáforas y comparaciones no tienen desperdicio. Además de shippear durante la lectura, te echas unas risas con él, ¿quién no se enamoraría del humor de David? Yo, desde luego, me casaba con él (y con Megan) ahora mismo y sé que los dioses del frikismo nos darían el visto bueno...

• Ophelia y Jules (Sweet/Vicious). Se conocen por casualidad y un acontecimiento un tanto inusual las une para siempre. Son amigas, son feministas y se dedican a pegar palizas a todos los violadores de su Universidad. Sería lógico que mientras patean culos y clavan navajas surgiera el amor entre ellas, ¿verdad? Pues no. Por desgracia, esta OTP de momento solo está viva en mi corazón, pero tengo la esperanza de que esto cambie en el futuro...

  
  

• Rory y Jess (Gilmore Girls). Tienen un principio turbulento, tóxico y de pena en general. Jess es un adolescente malcriado y egocéntrico. Es muy inteligente y tiene potencial para ser una buena persona, pero por algún motivo –que probablemente tenga que ver con las hormonas– decide que es mucho más guay ser “el chico malo”. Rory, por aquel entonces, es la típica niña buena: inteligente, centrada y dulce. Pero además está metida de lleno en una relación tóxica con Dean, un novio controlador y celoso que casi no la deja respirar. Ella, por supuesto, no es capaz de ver esta situación y está profundamente enamorada de él.

  
  

  Se ve que esto de las relaciones tóxicas es adictivo, porque también se siente atraída por Jess desde el momento en que se conocen. De hecho, en seguida su amistad se convierte en tonteo y no pasan ni dos horas desde que Dean la deja hasta que empieza su relación con Jess. Relación que, por cierto, está llena de altibajos, desamores, engaños y abandonos.

  Llegados a este punto os preguntaréis qué hago hablando de esta pareja. Hasta hace pocos meses no se me hubiera ocurrido meterla aquí. Sin embargo, con el estreno de Las cuatro estaciones de las chicas Gilmore, conocemos la situación de los personajes diez años después. Los rasgos de madurez que Jess adquiere con el tiempo, que solo se esbozan ligeramente en algunos capítulos de la última temporada, se explotan en la temporada extra. Conocemos a un Jess adulto, sensato, amable y reformado. Ha dejado atrás sus tonterías infantiles y sigue enamorado de Rory. Así que sí. Me ha costado muchísimo tiempo, pero después de ver la evolución de su personaje por fin lo considero una pareja decente para ella.

  
  

  No obstante, siempre shippearé a Rory con su amigo cuqui y olvidado de la Universidad, que se vio injustamente eclipsado por el rubio-pijo-muérete-ya de Logan.

• Oliver y Connor (How to get away with murder). Connor, un ligón de manual, utiliza a Oliver para aprovecharse de sus conocimientos informáticos y resolver un caso. El problema viene cuando se da cuenta de que está enamorado de él. Oliver sabe lo que quiere, y no es una relación tóxica y desigual, por lo que no tienen nada con Connor hasta que este no se disculpa y demuestra que no es del todo un imbécil. A partir de ese momento todo es cursilería y amor y unicornios de colores que intentan sobrevivir en el océano de drama que son las series de Shonda Rhymes.

  Connor aprende a estar en una relación, a confiar en su pareja y apoyarse en él del mismo modo que le ofrece su apoyo y protección. Oliver, por su parte, supera sus inseguridades y aprende a quererse a sí mismo. Y es precisamente el amor propio que gana en esta relación el que le hace ponerse firme cuando Connor se pasa de la raya.

  
  

• Annabeth Chase y Percy Jackson (Percy Jackson). Los has visto (o leído, mejor dicho) crecer, sabes que sus padres se odian, que son totalmente polos opuestos, pero no puedes dejar de shippearlos. Es así, lo sé… Luchan juntos contra los monstruos del Tártaro, se protegen mutuamente y crecen compartiendo experiencias, ¿quién no querría que terminaran juntos? Pues yo, obviamente, los shippeo (como no podría ser de otra manera). Los shippeo mucho, pero mucho, mucho. De hecho, es de las pocas parejas que shippeo desde hace años, junto con Phoebe y Cole.

  
  

  Una de las cosas que más me gusta es que su relación no la sentí forzada en los libros, a pesar de que los shippeaba desde el momento en el que se conocen en el Campamento Mestizo. Apenas tenían once años, pero yo ya quería que estuvieran juntos, pero no. Su relación avanza despacio, sin prisas, y aprenden el uno del otro. Y las cosas que hacen juntos, por ejemplo patear traseros de monstruos que les quieren matar, son muy divertidas, así que se puede decir que su relación no se puede volver monótona, lo que es un plus para el lector.

Por último, una mención especial a todas esas OTPs que viven en nuestros corazones, porque en la vida real no podemos emparejarnos a nosotras mismas con personajes ficticios. Este espacio está reservado para mí y Alex Vause (Orange is the new black), Shey y Adam Parrish (The Raven Boys) y el no-tan-imposible amor de Desi por Pierce Brown.