Reseña: Rebeldes de Susan E. Hinton

martes, 29 de noviembre de 2016

Rebeldes
Editorial:Alfaguara Juvenil
Páginas:157
Precio:9,90
ISBN:9788420475158
Nadie dijo que la vida fuera fácil. Pero Ponyboy está bastante seguro de que tiene las cosas controladas. Sabe que puede contar con sus hermanos, Darry y Sodapop. Y sabe que puede contar con sus amigos, amigos de verdad, que harían cualquier cosa por él, como Johnny y Two-Bit. Y en lo que respecta a los socs (una violenta banda de pijos a los que les encanta vapulear a los greasers, como lo son él mismo y sus amigos) sabe que puede contar con ellos para armar broncas. Pero una noche alguien lleva todo esto demasiado lejos y el mundo de Ponyboy da un vuelco inesperado…

Podría decir que Rebeldes (u Outsiders, que es su título original en inglés) es una novela juvenil y me quedaría tan ancha. Pero la realidad es que está lejos de centrarse en cómo dos jóvenes se enamoran perdidamente el uno del otro así como de la fantasía o de mundos apocalípticos. Esta historia nos habla. Nos habla de clases sociales, de la importancia de la familia, la verdadera amistad, de lo dura e injusta que es la vida muchas veces, y sobre todo, de un crimen. Para ser más precisos, de un asesinato.

Descubrí este libro con quince años, pues en el instituto nos lo mandaron como trabajo para lengua y literatura. Y bendita fuese la hora en la que se decidió en la junta de profesores, ya que gracias a Rebeldes comencé a ver la escritura de otra forma más interesante. Sin embargo, no creo que este libro tenga edad ni género, es tan crudo y tan directo como cualquier novela adulta. Una de esas que te hacen daño, pero que deseas volver a leer cuando la herida ya ha sanado. Y lo suficientemente entretenida como para atraer a cualquier adolescente, que quiera leer sobre problemas de adolescentes.


Ni la portada ni el título eran atrayentes en absoluto, y pensé que sería otra aburrida trama que tragarme por el bien del aprobado justito, o siendo sinceros, un resumen que buscar en El rincón del vago. Así que, una de las razones por las que seguí leyendo y me enamoré de este libro a segunda vista fue, sin duda, la voz narrativa.

Los hechos suceden en Tulsa (Oklahoma), donde vive Ponyboy Curtis (sí, como lo habéis leído. Sus padres eran muy… originales), es el protagonista de esta historia y a su vez es el único narrador. Pony es un chico sincero de catorce años, es huérfano pero tiene la suerte de tener a sus dos hermanos mayores para protegerlo. Es inteligente y un gran corredor, le da muchas vueltas a las cosas, como cualquier chico de su edad. Nos da unas descripciones divertidas, justas y necesarias, que ayudan a no salirnos de la trama que nos está contando en todo momento. Es una voz creíble y continua, no chirría. El vocabulario es el adecuado, su forma de actuar va acorde con su personalidad. Sin duda, Ponyboy atrae desde el primer momento en el que nos abre su mente (llena de mariposas, y Pepsi.).


Pero el protagonista no sería nada sin los personajes que le rodean y que nos presenta poco a poco. Como lo son los dos hermanos mayores de Ponyboy: Darry y Sodapop Curtis. (De nuevo, como os lo escribo, lo juro.) Al quedar huérfanos, Darry (apodado Superman), el más mayor y responsable, se hace cargo de sus dos hermanos y de los gastos de la casa. Abandona sus estudios y se pone a trabajar por el bien de mantener a su familia y sacarla adelante. Así como el mediano, Sodapop, (el cual entra por los ojos, ya que es el más cercano al protagonista, y por qué no decirlo, uno de los personajes más atractivos y cariñosos) deja el colegio de lado y también consigue un trabajo a sus dieciséis años en una gasolinera. De Soda, sabemos que odia estudiar, y que siente cómo, a diferencia de Ponyboy, no sirve para ello.

Vemos dos situaciones reales, del día a día. El abandono escolar, o aquel que se ve forzado a crecer demasiado deprisa. Y al final del todo, queda Pony, tal vez el que para sus hermanos simboliza la única esperanza. La esperanza de que tenga un futuro y pueda salir del barrio en el que conviven, conseguir la meta de alcanzar la Universidad. Pero nuestro protagonista no sólo tiene un conflicto viéndose envuelto en el peliagudo nudo de la historia, sino que lidia con la idea de ser un lastre para sus hermanos. (O al menos eso es lo que él cree.)

También cabe mencionar al resto de la banda de amigos de los hermanos Curtis, cada cual más peculiar que el anterior. Como el larguirucho de Steve Randle, el mejor amigo de Sodapop, y con quién comparte jornada laboral. O Two-Bit, un tipo que ama ver a Mickey Mouse en la tele y del cual no se sabe nada sobre su propia supervivencia. Ni trabaja, ni estudia. (Un nini, pero al mismo tiempo, el graciosillo del grupo que daría la vida por su pandilla.) Y me dejo para el final los más importantes a destacar, como lo es Dallas Winston. Un despojo humano con un don para llamar la atención, nacido de una sociedad empobrecida y criado en las calles. Alguien sin futuro más que su presente, con unos ojos que han visto más crueldad de la que debían. Y por último, Johnny Cake. El personaje más entrañable y el mejor amigo de Ponyboy. A pesar de que los Curtis tengan una familia un tanto desestructurada, la de Johnny no se queda atrás. Con una madre que le ignora y un padre que le maltrata, podéis imaginaros el sufrimiento de este chaval.


La sociedad en este libro es otro tema muy importante a tratar. Si os lo simplifico un poco, en escena nos encontramos con dos bandos contrarios. Los Socs y los Greasers. (Y no, si lo estáis pensando, la película de Grease nace en 1978, mientras que Rebeldes fue escrito en 1967.) Los Socs forman un conjunto elitista de clase media-alta, lo que serían los «pijos de hoy en día» llevados al extremo. Y los Greasers, serían todo lo contrario. Gente pobre, a veces de pocos modales o escasa sesera. Siempre engominados, de pelo largo y con chaquetas de cuero. Ponyboy y los demás, pertenecen al segundo grupo. Pero aquí no hay buenos ni malos, sino odio por ambas partes. Algo que el propio protagonista te relata con sus propios ojos. A veces no resulta neutro, pues ya sabemos a qué bando pertenecen él y su familia, pero a lo largo del argumento muchas cosas van a cambiar para este huérfano.

Uno de mis personajes femeninos preferidos, por el cual se crea gran parte del conflicto general, es Cherry (Sherri) Valance. Una soc pelirroja que demuestra ser distinta al resto de su clase social. Así como Pony lo es para el resto de Greasers, diferente.

Hay muchos más personajes para juzgar, risas y peleas por descubrir, pero eso ya os lo dejo a vosotros, que yo ya lo tengo más que releído. Además es demasiado corto para mi gusto; se trata de uno de esos libros en los que llegas al final y esperas hojas extra que devorar con ansia, pero a la vez, os adelanto que esta historia: «nunca termina».


Me imagino a Susan E. Hinton, a sus diecisiete años, lanzándose al mundo de la escritura y la publicación. Triunfando totalmente como autora, la que ahora es un gran modelo a seguir y cuyas obras han sido traducidas a multitud de idiomas. (Nada más salir a la luz Rebeldes, se vendieron en pocos meses la friolera de más de nueve millones de ejemplares sólo en Estados Unidos.) Una mujer que escondió la superación en sus textos en plena década de los 60. Podría citaros la Wikipedia en verso para hablar de ella sin parar, mas sólo quiero aportar mi granito de arena en esta reseña, porque me parece un trabajo tan brillante y lleno de empatía que uno no puede perdérselo en este camino del ávido lector.

Para acabar, gracias a mis compañeros por permitirme escribir estas líneas. Y ojo a los cinéfilos, existen películas de dos libros escritos por Susan E. Hinton, dirigidas por el gran Coppola en la década de los 80. También se mencionan dos obras literarias maravillosas como «Lo que el viento se llevó», o el poema «Nothing gold can stay», por Robert Frost. Incluso se cita al actor Paul Newman. Y si ya no es mucho pedir, os animo a darle una oportunidad a otro de los libros de Hinton traducidos al español: La ley de la calle.

Pues se lo merece, y vosotros también. Ah, y que no se me olvide:

«Seguid siendo dorados

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4 comentarios

  1. Gracias a tu reseña me han dado ganas de leerme el libro, tiene muy buena pinta ��

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  2. ¡Ahora me pica la curiosidad por leer! La verdad es que este título no lo conocía hadta hace poco y la verdad es que nunca me han llamado excesivamente las historias de tipos engominados y enfundados en sus chaquetas de cuero. Todo un cliché norte americano de mediados del siglo pasado. Puede que no me llamase la atención precisamente porque es algo así como el reflejo de una sociedad que hemos visto retratada innumerables veces en el cine con identicos argumentos adornados con ropa estrafalaria, cardados y frases rocambolescas.
    Pero he de decir que tu punto de vista me hace ver una pizca de esperanza, y si apenas tiene unas 150 páginas,no creo que haga ningún mal.
    El mundo de la adolescencia y el crecimiento personal son pilares en la formación humana y pocos libros describen de forma sincera y sin florituras esa realidad. Es la idea que me has transmitido, lo que puedo esperar de este libro.
    Muchas gracias por tu reflexión, mi queridísima Eli. ������

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    1. Muchísimas gracias a ti por pasarte a comentar y leer edta humilde reseña. Es interesante lo que comentas porque en ese momento, a mí también me echaba para atrás. Más tarde descubrí que Sudan E. Hinton lo hizo aposta porque sabía que "cierto grupo social" de Nueva York se iba a sentir caracterizado. Y de ahí salió el título de "Outsiders". Porque nada más verlo cada americano sabría qué es lo que iban a leer y sobre qué iba a tratar xD Pero verdaderamente el aspecto de los personajes es lo de menos. Pues aunque un Soc se vista de Greaser o viceversa, esa sociedad ya les tiene tachados. Y es una lástima que siga pasando con distintos colectivos. De nuevo, muchas gracias por pasar a leer. Si te he animado a echarle un ojo me doy más que satisfecha. Ponyboy es un soñador. Si tú también lo eres, que creo que sí xD este es tu libro ♡

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