Podría decir que Rebeldes (u Outsiders, que es su título original en inglés) es una novela juvenil y me quedaría tan ancha. Pero la realidad es que está lejos de centrarse en cómo dos jóvenes se enamoran perdidamente el uno del otro así como de la fantasía o de mundos apocalípticos. Esta historia nos habla. Nos habla de clases sociales, de la importancia de la familia, la verdadera amistad, de lo dura e injusta que es la vida muchas veces, y sobre todo, de un crimen. Para ser más precisos, de un asesinato.
Descubrí este libro con quince años, pues en el instituto nos lo mandaron como trabajo para lengua y literatura. Y bendita fuese la hora en la que se decidió en la junta de profesores, ya que gracias a Rebeldes comencé a ver la escritura de otra forma más interesante. Sin embargo, no creo que este libro tenga edad ni género, es tan crudo y tan directo como cualquier novela adulta. Una de esas que te hacen daño, pero que deseas volver a leer cuando la herida ya ha sanado. Y lo suficientemente entretenida como para atraer a cualquier adolescente, que quiera leer sobre problemas de adolescentes.